Con el calor, solemos cambiar el tipo de comida que consumimos, que normalmente deja de ser tan contundente. Si tienes un bebé en casa, esta norma también debemos aplicarla a su alimentación.
Uno de los alimentos que el pequeño agradece más en verano son las frutas frescas y las verduras, ricos en agua y sales minerales, y que sirven para compensar los líquidos que se pierden a través del sudor. También son muy aconsejables los zumos destinados a la primera infancia, pues son muy fáciles de digerir y garantizan un excelente aporte de vitamina C. Asimismo, es preciso introducir calcio en su dieta, ofreciéndole leche y lácteos a diario.
Te proponemos un menú de recomendaciones bibliográficas muy fresquitas para la alimentación de tu peque, que podrás encontrar en las Bibliotecas Municipales de A Coruña. ¡Os encantará!
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